No hemos madrugado mucho estas vacaciones y además nos hemos tomado las cosas con calma. Más aún cuando comprobamos que, llegando a las 11 e incluso más tarde, nos daban de desayunar.
No es de extrañar, que este día llegáramos a nuestro destino casi a la hora de comer estando solamente a una horita de camino.
Nuestro objetivo era ir a Romerijo a comer así que, después de aparcar, enfilamos nuestros pasos hacia el restaurante pasando por el busto dedicado a Rafael Alberti, por El Resbaladero (la antigua lonja que hoy en día es un local de ocio) y por el hospital de San Juan de Dios, construido por la Cofradía de la Santa Caridad en el s.XVII.
Llegamos por fin al restaurante. Nos sentamos en la terraza y empezamos a ver como se sentaba gente en las otras mesas con cucuruchos de cartón llenos de pescaito frito. Entre el hambre que teníamos y que tardaron un poco en atendernos (no mucho, pero el hambre hizo que pareciera más tiempo), decidimos ir a investigar de donde venía el personal con la comida ya preparada.
Tienen un servicio "a la carta". Como en una pescadería del mercado, eliges lo que te quieres comer y te lo preparan allí mismo pudiéndolo consumir en las mesas del restaurante. La familia se puso bien las botas comiendo bien fresquitos rociados por los pulverizadores de agua instalados en la terraza. Yo me conformé con unos calamares y un poco de helado en un local cercano.
Ya con el estómago lleno, para huir de la calor, decidimos ir al cine a ver una película. Nos dirigimos hacia el coche paseando. Dejamos atrás el convento de las esclavas des sagrado corazón de Jesús, en perfecto estado de conservación, al menos la fachada, y llegamos al castillo de San Marcos.
El castillo, empezó a construirse en el s.X para ser una mezquita de la cual aún se conservan algunos restos en el interior. En el s.XIII, reinando Alfonso X, se convirtió en la iglesia-fortaleza de Santa María y ya en los siglos XIV y XV, la edificación comenzó a ser conocida con su nombre actual.
Justo al lado del castillo, podemos ver el palacio de Araníbar, que perteneció a Juan de Araníbar, uno de los más ilustres Cargadores a Indias, como eran conocidos los comerciantes que se enriquecían con el comercio de ultramar.
En esta zona, aproveché para hacerme una de las fotos clásicas, la de "relajándose en la hierba", aunque con mis ojos fijados en una jugosa granada.
Viendo una película en el centro comercial acabamos la jornada "matinal", aunque no los reportajes de ese día.
- Turbo también estuvo en Roses.
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